CUANDO YO MUERA NO ME LLOREN

Cuando yo muera, no me lloren.
No le hablen a mi cuerpo en el ataúd.
No digan de mí que fui valiente, ¡mienten!
Saben lo débil y cobarde que fui,
que me dejaba ahogar por mis problemas,
que mi cruz me pesaba
y mis pies sangraban en cada paso.
Cuando yo muera, no proclamen su falso amor hacia mí.
No abracen a mis seres queridos haciéndoles saber
que lamentan mi partida y el vacío que deje en la sociedad.

Cuando yo muera, no hagan por mi lo que no hicieron en vida.
No quiero que estén presente en mi muerte
Quienes ahora en vida siempre estuvieron ausentes.
Déjenme ir a descansar en paz,
rodeado tan solo de quienes en verdad me amaron,
ayudaron y conmigo a veces hasta juntos lloraron.
Déjenme ir limpio de toda hipocresía, de toda falsedad,
déjenme irme libre de la conveniencia disfrazada de amistad.
Cuando yo muera no hablen bien de mí.
Recuerden los defectos que en mi rostro siempre observaban,
que mi muerte no sea una razón para mentir.
Digan que fui un ser humano, tranquilo, callado,
porque eran mis ojos y no mi boca, quienes hablaban por mí.
Recuérdenme con mis aciertos y manías.
No lloren por mí tan solo porque haya muerto
Morir para mi es lograr uno de mis mayores sueños:
Recuperar mi tranquilidad y solo cuando yo muera estaré en paz,
en calma y sin agua salada en mi rostro.

EL ERMITAÑO SOÑADOR