“Anatema.”

“Anatema.”

Sedienta voy rastreando los resquicios de tu boca,
en ovación de mis ganas desbocadas,
cual hambriento peregrino al doblar de la tahona...
empatando en el camino los retazos
de quimeras infructuosas, que celebran con agallas
el sabor de la derrota.
Descubro del negro velo mis enlutados deseos
-que en las reminiscencias de tus perfiles acentuados-

tatúa viscosa sombra, de mundanas huellas
diluidas en el aguacero...
se yerguen centinelas virtuales desarmados,
alertas por las marcas sospechosas,
inculpadas tras la querella sigilosa
de la codicia desmedida por tu cuerpo.
Y atraviesa mis pupilas tu presencia
enmudeciendo mis mordaces lamentos,
con los viles mordiscos inmunizantes
impresos en la portada de mi memoria.
Braman tus ansias mientras tu seso bulle,
arden mis poros absortos en el escenario.
Protagonizo el combate cual jinete en pleno trote,
triunfante entre destrezas colecto las conquistas
de las mil batallas y;
a punta de espada te conduzco indulgente
a tu condena:
decúbito prono en el cepo de mi lecho,
bebiendo el agua bendita, que límpida mana
desde mi fuente de vida.
AC.