Amigo
Amigo
Mi amigo, mi querido y fiel amigo, así tienen que verte mis ojos, así tiene que verte mi alma, así tiene que verte mi corazón, como a un amigo fiel. Un amigo que se aferra a su razón, una razón que lo atormenta, dejándolo exhausto y sin convicción. Amigo, mi querido amigo, gracias por aceptarme en tu vida, gracias por darle un poco de luz a mi oscuridad. Los ojos de mi alma te ven, traspasan sin miedo tu ser, desnudan tu alma, penetran tu corazón. Y lo que mis ojos, ven, es algo maravilloso, tremendamente hermoso; porque lo que mis ojos del alma ven, no lo habían visto por mucho tiempo en otro ser.
Amigo, mi querido amigo, ¿recuerdas nuestra noche mágica? Eramos, tú y yo, tú y yo, bajo una constelación espectacular de estrellas, reímos y lloramos al unísono como dos niños desamparados. Tú y yo, unidos por caudales de sueños, sueños rotos, y otros realizados; Tú y yo, dos corazones heridos, dos corazones que sangran. Dos corazones que claman por una ilusión. Tú y yo, navegantes a la deriva, navegantes que naufragaron en el mar de un destino perdido. Tú y yo, almas solitarias, corazones vagabundos; almas unidas por el dolor, corazones unidos por la soledad. Tú y yo, caminantes de la misma encrucijada, perdidos y hambrientos, anhelando encontrar el camino a la felicidad. Tú y yo, náufragos sobrevivientes, náufragos de espíritus fuertes, náufragos que sobrevivirán ante toda adversidad. Tú y yo, unidos por la magia de la noche, hicimos del momento un sueño, un sueño que para siempre guardaré en mi corazón.
Palabras del alma
Jun/17/2003
Martha Humphrey
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