Alma peregrina (Dedicado a mi querida Poe)
Las dulces gracias
de tu versar,
evocan la galante fragancia del amor
envuelto en un prólogo de lauros,
madrigales encantados.
Ruiseñores entonan
la inspiración dionisíaca
de tu cantar,
cristalina sabiduría
Desde el crepúsculo madrileño,
Garcilaso contempla
la prestancia de tu letra
con aire gentil,
la hermosura de una tierra baldía.
Hechizas en relámpagos
de preludio cristalino,
cáliz del trópico
refleja la crisálida belleza
de tus ojos mágicos.
Es tu pluma altar
en la faz del infinito;
derrama oro fecundo
de tu alma peregrina.
En tus relucientes palmas
la muerte se halaga,
la tristeza es numen
en la celeste marea
que Ulises bautiza.
Poetisa de raudos afanes,
musas flamantes,
pincela la aurora
con estaciones floridas
de mistrales,
redime las penas con mirtos
y azahares
nacidos del templo,
de tus manos.
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