XIV. SOPHYA

Mi esencia en horizontal descansaba
sobre los favores de una cama…
Y un etéreo sueño circundaba en mi mente
persiguiendo en desbocado galope
a mi corazón…

Un sueño de luces,
un sueño de voces,
un sueño de caricias y besos,
un sueño de abrazos incontenibles

Un sueño de palabras llenas de amor
que herían el aire en su afán
de conquistar los oídos de la amada…

Un sueño de miradas penetrantes
donde sus ojos asaltaban imparables a los míos
tomando así entre sus manos el control
de los latidos del corazón…

Un sueño lleno de flores
donde ella era una de esas bellezas
producto de la divina naturaleza…
Y yo, su tierra, donde podría crecer majestuosa…

Un sueño de esperanzas,
un sueño de ternezas,
un sueño de desbocados besos,
un sueño de un paraíso perdido
en el fondo de la mar de mi alma…

Y fuera sueño hasta que abrí los ojos
y maravillado ante basta belleza
allí, en la horizontalidad de mi cama,
me descubría inmerso en el sueño,
de ese sueño que yo soñaba,
de ese sueño que yo adoraba,
de ese sueño que yo amaba…

Al fin mi Padre me ha bendecido:
¡mi Sophya! ¡mi amor! he encontrado,
el destino de mis sueños he hallado
y yo, su guerrero, me he entregado…