UNGÜENTO DE LAGRIMAS
Vientos impetuosos galopan entre sombras
y un murmullo de vuelos de alondras
traen consigo un canto de notas misteriosas
que congelan el esperma de un mundo de oscuros ímpetus.
Se ve desolada la aurora en una primavera muerta
en que son espejos los polos del alma
cuando el sol con sus hilos dorados amarra
los bordes de un cometa sin llama y sin fuego.
Y
en que se va tejiendo un pétalo marchito en la niebla
como un monumento de humo negro y huraño
para el mal ingrediente de un podrir presente.
Se ven los pájaros en pleno aleteo retumbar el cielo
y una nube de truenos abraza el triunfante descanso del alba
prisionero en la alameda del tiempo de angustias
veo ligero correr al invierno sin lluvia y descalzo.
El valle de los huesos hasta la muerte vivieron
y la miel del soplo existente en vida probable
inundaron de dudas los caudales amorfos del alma
regando con lágrimas de sal la dulce armonía.
La mente se volvió loca e irreverente al destino,
tiembla el horizonte inestable y huye el aire divino
mientras la luna con su blanca opaca luz
trata de alumbrar el camino hacia la pérdida esperanza.
Pasó la catástrofe y adorna la calma una güirnalda de negras rosas
¡Oh catástrofe ingrata!
en tu dolor y tu pena me embalsamasté
y con ungüento de lágrimas en la tumba me enterraste.
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