Tu voz.

Como siempre me desgarra en pedazos
con su inconsciente canturreo,
es su voz un veneno
que desliza por mi cuerpo,
tomando sin dar,
quitando sin pedir,
me estoy ahogando en la melodía que compusiste para mi,
en el instante que abrí los ojos
vi el infierno de tu destrucción,
intento desenamorarme así que mezclo

mis penas con la ira y
les hice amargas como el dolor.
Son hilos,
pequeños filamentos de la conciencia
que comienzan a deshilacharse del telar de mi cabeza,
me pierdo en lo profundo
y desaparezco con mis demonios.
No me engañas con tu tierna sonrisa
que me acaricia todas las noches como en los días
eres malas noticias.
Con tu incesante susurro en el viento
rompes los muros y me empujas
mas profundo en lo oscuro.