TU ÁNGEL GUARDIÁN (POEMA 71)

TU ÀNGEL GUARDÌAN

Podría ser un ángel guardián en tu vida,
una mezcla de ensueños que consumen, de sentimientos que sacuden,
de estremecimientos y temblores intensos, de pasión y fuego a flor de piel.
Son momentos que me hacen vibrar y así, posar mis labios en los tuyos,
el tiempo que sea necesario.

Claro que me gustaría convertirme en el ángel guardián de tu vida,
ser el compañero ideal en tus sueños de amor

y en todo lo maravilloso que simbolizas.
Te habías convertido en el propósito de mi existencia.

Me gustas mucho, eso hace que me resultes muy agradable
y vea las cosas a través de tus ojos.
Me hubiese gustado besarte más de lo que te besé,
me gustaría haberme enamorado más de lo que me enamoré,
abrazarte más de lo que te abracé
y vivir más, de lo bello que es estar a tu lado.

Claro que sí, eres mi debilidad y mi fortaleza,
es cuando con mis manos acaricio las curvas de tu cuerpo,
llenando mi mente de turbulencias, de pasión, de dicha, de entusiasmo,
ese intenso deseo de disfrutar el dulce de tus labios,
libres para amarnos, con ilusión y afecto sincero.

Aquí no hubo conquista de ningún imperio,
aquí hubo renuncia a derechos y posesiones,
me tienes hechizado de una manera voluntaria,
me siento atraído hacia ti una forma irresistible.

Eres un oasis de felicidad, una realidad que supera cualquier ilusión,
imagínate aquellos instantes de sublime inspiración,
amándonos hasta las últimas consecuencias y sin atisbo ni mesura alguna,
es cuando la humedad que despide tu boca,
tiernamente se encuentra con mis labios y gota a gota,
me llenas de placer, de ternura.

Luego, vienen esos besos traviesos, esos besos apasionados, esos besos inquietos
y de tanto besarnos, de tanto pensar de ti, de tanto enamorarme,
te hago mía, te hago mía con todo el corazón,
en donde lo nuestro se torna en una bella historia de amor.

Te hago mía, distraídamente, inconscientemente, casi desvergonzadamente,
te hago mía irresponsablemente, irracionalmente, deliberadamente,
caprichosamente, impúdicamente, disparatadamente…

Te hago mía, sin permiso ni consentimiento alguno,
te hago mía, sólo por el placer de tenerte,
con la furia creciente de una tormenta perfecta.
Entonces, en mis venas brota la belleza de tu fantasía,
me tienes en tus manos.