El lamento poético de un árbol.
EL LAMENTO POÉTICO DE UN ÁRBOL.
(Il lamento poetico di un albero)
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Era una tarde fría, cuando un jovenzuelo
huía de la ausencia, con sus recuerdos en su pecho
sujetados; percibió a un enjuto,
árbol, que arrojaba lamentos enojados:
¡Nada tengo, ni el suspiro de mi última caída hoja!
-Solo, el macilento olvido
recorriendo mis secos pálidos
verdores; enmudeciendo el murmullo de mis hojas
que arrullaban mis tiernos amores-
¡Salid de mi corteza, huérfana tristeza!
-Yo vi colgar sus promesas
en mi ramaje, reposar en mis flores
sus besos; en mis hojas sus sueños,
y en mi copa sus versos-
Acercose el jovenzuelo, al envejecido arbóreo,
y, le dijo:
¿Por qué, lloras inmenso árbol?
El árbol mirando al joven, le responde:
- ¿Creo conocerte, tú no eras uno de ellos a quien cobije? - ¡sí!
-Te conocí cogiendo
el arpegio del viento, cuando en el iris de tu amada
despertaba el albor; y sus célicas luces
te coronaba de amor-
El mozalbete quedó admirado
el árbol conocía su historia de enamorado.
El madero rompió el asombro, y preguntó:
¿Qué haces por aquí jovenzuelo?
El joven respondió:
-Escapaba de la ausencia
de mi amada, que colma de pena mi alma
con su doliente amor; cuando oí tu llanto
mirando tus fenecidas hojas con dolor-
Apenado contestó el árbol:
¡Es verdad joven enamorado, estoy triste!
-La inclemencia del tiempo arrebato
mis flores, volaron mis avecillas por la fría
crudeza; y va el olvido, esfumando los nombres
de mis tortolitos de mi corteza-
El mozalbete emocionado abrazo al rajado tallo, y le dijo:
¡Tranquilo madero!
-Quizás ellos formaron, ya, un hogar,
O tal vez la rudeza del frío los alejo de tu lar-
-Siéntate amigo enamorado, sabes- le dijo el árbol:
-La tristeza se cobija en la melancolía, como lamento
espinado en mis ramajes; y baja del empíreo, sembrando temple
en mi copa, la hermosa poesía; escribiéndole al tiempo
el regreso de mis hojas, antes de su travesía-
¡Qué suerte tienes amigo árbol, respondió el mozalbete!
El arbóreo clama al joven, y le dice:
-Tú no eres un árbol, que pueda el otoño
deshojar tu amor, llevarse tus sentimientos
en una ojera; no huyas con tus recuerdos, los ojos
del sol se abrirán en tu alma, como flor en primavera-
El mozalbete emocionado, dijo; querido árbol:
-Las hojas vestirán tu desnudo ramaje, las flores con su aroma
romperá el silencio de tu tristeza, en la cima de tu copa
los pajarillos trinarán; nuevos juramentos tendrán tu corteza,
tal vez no sean los mismos, pero volverán-
De pronto, se escucha el llanto de una avecilla
posada en una carcomida rama, el árbol miró al jovenzuelo
sorprendido; quién acercándose a la diminuta ave
le acarició su corazoncito adolorido.
Y, mirando a la avecita, le cantó:
-No llores avecilla
que inundas de pesar mis ojos,
pronto tu tierna azulilla volverá,
colgada de la primavera
como rayito de sol bajará; y a tu soledad abrazará-
-No estamos solos,
la noche nos abre sus secretos, el viento
con su acorde nos narra
su esencia; descansa avecilla, que yo esperaré
a mi amada, recostado en la sombra de su ausencia-
La esperanza perpleja contemplaba
como el amor lidiaba con la árida
ausencia, mientras el árbol miraba, con regocijo
y tristeza; a dos almas floreciendo en su seca corteza.
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Derechos reservados del autor.
Leonardo Sarmiento López.
Del Fruto Literario: El Plebeyo y la Poesía.
sarmientoforense@hotmail.com
sarmientoperito@gmail.com
Imagen subida de la red.
23 de febrero del 2020.
Lima _ Perú.
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