Tras la tormenta.

2017 Mayo 05
Poema Escrito por
Franlodel

Tras la tormenta.
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Al atardecer, pasos infinitos.
Voy caminando tranquilo y sin prisas
fumándome un cigarro, pensando en
mis problemas y en mis cuitas. De golpe,
se oyen voces y gritos: el viento
se enfurece, el sol se apaga, la tarde
se nubla. La gente corre como si

estuviese poseída por un miedo
irracional, al ver cómo los nimbos
se deshacen diluviando entre truenos
y relámpagos, que zigzaguean como
culebras de fuego, sobre las calles
y las casas de la gran ciudad.

El viento zarandea las ramas de
los plátanos y las enredaderas
del parque, donde los niños juegan en
la casita verde y en el tobogán
-que al despojarlas de sus hojas muertas-,
las esparce sobre los senderos y
rincones, llenando el suelo de una
amarillenta capa vegetal.

El cielo se desploma sobre el suelo.
La lluvia cae a cántaros formando
ríos de agua sucia al mezclarse con
la tierra. Todo vuela por los aires:
las hojas de los diarios, las sillas,
las mesas, los letreros de los bares…

¡Todo es un caos -La revolución-.
No sé dónde guarecerme. Los taxis
están en huelga. Los cristales vibran
con los estallidos de los rayos...
la ciudad se anega, las cloacas se
desbordan…!

Los coches, al pasar, dejan las huellas
de sus ruedas estampadas sobre el
asfalto, mientras esparcen el CO
con sus negros incensarios, y salpican
agua con hollín y barro, como si
fuesen corceles galopando por las
calles, llenos de furor.

Uno de ellos me salpica al pasar:
“¡La madre qué...!” — Grito pegando un salto.

Después, miro el reloj de la iglesia y
digo sobresaltado: “¡Jesús, pero
qué tarde es!… Y salgo corriendo hasta que
me paro jadeando y vuelvo a decir
para mis adentros: “¡Quieto ahí muchacho,
no corras tanto...! ¿Es que no ves, que te
vas a morir de infarto…?”

Y me resguardo bajo un soportal
y me sacudo el agua con las manos;
mientras que una vieja se baja los
pliegues de la falda y un perro dogo
tirita y ladra… y el viento sopla y
la lluvia sigue cayendo sobre las
calles y las aceras de mi barrio…
y contemplo a un gorrión que se peina
con su pico el ala… y a una pareja de
novios que se besan sin importarles
los truenos, ni los relámpagos, ni
la lluvia que les cala.

Hasta que deja de llover y sale
el sol de nuevo y se despeja el cielo,
y reanudo mi camino pensando:

¡Hay qué ver qué poco somos y qué
indefensos nos encontramos ante
el poder de la Naturaleza, que
nos da tantas lecciones y nos hace
comprender tantas cosas: que no
hay que correr ni desesperarse en
esta vida… que lo que ha de pasar
sucederá… que lo importante es ser
feliz… que todo tiene un principio y
un final… que detrás de la tormenta
viene la calma… y de las tinieblas,
el albor de un nuevo día, con su
blanca y radiante claridad!

Autor: Francisco López Delgado.
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2017 Mayo 05

Franlodel
Desde 2016 Jun 01

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