Tomar distancia (a la sombra de la evidencia)
No se le puede pedir a una cuerda estirada
que se extienda más allá de su capacidad
y que no terminé dandole en la cara a alguien.
No se le puede pedir a quien ya llegó a la meta
que retroceda para volver sobre sus propias pisadas
y esperar que eso no nos cause ningún impacto.
No se le puede pedir al que nunca entendío nada
que entienda ahora que no era para entender nada
No se le puede pedir a la sombra que intente iluminar,
que sepa que su retaguardia es silente y paciente
y observar desde la barrera es medida protectora.
No se le puede pedir al realismo que cuente la verdad,
que honesto se sincere con su propio pensamiento
y deje a un lado sus más sinceras convicciones.
No se le puede pedir al poder que ejerza su poder,
que proclame en la más encendida arenga su razón
y convenza incluso a todos esos convencidos.
No se le puede pedir al destino que mire a otro lado,
que intente ver por una vez al lado más abyecto
a esa voz que lastimeramente pide su socorro.
No se le puede pedir a quien ya se cansó de pedir
que desista de esa actitud que considera la adecuada
y se entregue humilde a unos votos nunca cumplidos.
No se le puede pedir al altruista arrepentido
que renueve sus energías con una batería descargada
y apague consciente todas las señales de alarma.
Pero no se le puede pedir al distraído que se atente
porque tal vez sea la distracción la válvula de escape
y esa razón de la sinrazón sea la necesaria solución.
JIJCL, 22 de marzo de 2024.
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