En un vuelo de último minuto II
En un vuelo de último minuto II
Se me acaba las horas y las nueces secas, el clima cambia drástico y sin modales
La señorita Abigail me asegura el cinturón y me acomoda todo lo que estaba fuera de lugar;
Yo le toco el cuello con mi nariz pronunciada, ella se estremece y culpa a las turbulencias.
El alemán de la última fila ya no maldice, ahora llora por su temor a aterrizar
La China me guiña un ojo, mientras me muestra la portada de una revista para hombres – nada de lectura-
Y yo que solo atino a esconder mi acento entre un inglés oxidado y un uniforme azul.
Anuncian un aterrizaje difícil, nada puede ser más difícil que haber sobrevivido 10 horas sin sexo
Sin mi café o mi dosis de sol y mujeres sin vergüenza.
La rubia de 1.60 me toma del brazo y me desequilibra mordiéndome el oído izquierdo, -no soy de piedra-
Mi abrigo no cubre lo que el frio no pudo evitar que subiera.
¡Llegamos vivos!, y más de uno corre a por un Wisky On de Rock.
Yo aún tengo que buscar hotel,
y quizás algo más para anular el cambio de horarios.
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