Todo pasa, todo llega, todo cambia.
Bajo el diluvio universal del café de tus ojos
Yace la inocencia interrumpida
El aroma de la flor que se toma en manojos
Ese olor del olvido que matiza la vida.
Esa pequeñas cosas donde todo pasa
El ladrón de corazones prohibidos
Disimula su sonrisa cuando todo llega
Y todo cambia en el ruido de dos cuerpos unidos.
E
Debilita el equinoccio de la noche en vela
Un caprichoso azar no desprende vestido
El calor de la noche no deja secuela.
Esa historia sin exceso de equipaje
Mi silencio en la nobleza de un cuarto de letras
Induce un dulce refrán en tu suave paisaje
El poema que se pierde entre besos y piedras.
Hoy me despierto con las canciones de un adiós amargo
Sintiendo tu risa en los ecos de antiguos duelos
En el horizonte te marchas y estremece el letargo
Caminante dejando tus sueños en fragancias de amantes y cielos.
Mario Eduardo Sánchez Pérez
Octubre 30 de 2016.
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