Tardes de lluvia

Me cuesta recordar lo que he vivido,
En plena capacidad actúan mis instintos,
De ser quien amo ser,
Caballero con armadura o vasallo de los idilios.

Que retomo mi versión más primitiva,
La prosa abstracta que solía confundir
Hasta el más experto de los educados,
De locuacidades fútiles debía prescindir.

Q

ue ya ni mis triunfos conversan sobre mí,
Porque los restos de mi gloria se ufanan,
De la lozanía enterrada en el sarcófago de mi memoria
Que alguien escruto mi pecho
Con el temor de encontrar desechos de historia.

Ya no me honra el talento bucólico de escribir,
De saciarme de letargos aburridos,
De ampliar al rapsodia de mi métrica,
Que extravié en mi culpa los detalles más sencillos.

Si de reencarnación se trata,
Mencionen un nombre cualquiera,
Shakespeare no me menciona en sus letras
No ambicionó el conocerme
Aunque yo besara a su Julieta.

Desproporcional y soez fue fueron mis tildes
Al acentuar en mis obras ciencias perdidas,
De citar las crónicas prohibidas,
Y afrentar el óbito con mis frases laceradas.

Descubro en el aroma matutino,
La edad provecta en mis venas,
Mi sangre es cristalina y
La costura en las nubes, hilada por tus sueños
Sin tiempo se fragmentan.

Siento que mis dedos hicieron su trabajo,
Plasme la sencillez de la humanidad
Con el amor de un Dios omnisciente,
y la belleza que todos malgastaron la talle
En la inmortalidad.

Es esta la sensación más humana,
Expresé todo lo que un hombre puede sentir,
Trate de corresponder a los cofrades que me instruyeron
A la prosapia de la idoneidad plagiada,
A una era asfixiada de dolor, hambruna y mezquindad,
De egoísmo, beligerancia y mortalidad,
Aquí es donde me detengo a definir equívocos,
¿Son errores o pecados?,
No lo sé, esta solo es una tarde de lluvia
La luna temprana mas el silencio en el viento
Me embriagaron de nostalgia y solo me inspiré…

“En una tarde de lluvia se puede apreciar la simplicidad del hombre en la complejidad de Dios...”