Sobrevivido

...
A través del viento mojado siento su apellido y sus manos
oigo sus pasos, su bostezo, su carisma y sus vellos
con todos los lenguajes me reconozco y bailo sin él
la ventana abrupta y triste; la insolente llama de esa canción
que ya no me recuerda: el fuego, el abuelo fuego que no hace nada.

No sé quién soy, ni quién decido ser si no estás.
Hoy no ha llovido todavía y ya es tarde para ir en su búsqueda
Temo que llegue tarde a su vida como tantas noches ya

Tengo ganas de llamarle, de decirle que ha sobrevivido sin mí,
de que existe, que se ha poblado mi llanto de jacintos,
que no puede dejarme sin indicios de su paradero.

En cuanto a los demás no sé quiénes son
no sé que hacen con su vida, ni que ruido les golpea,
no sé contra quién embarca su furia mi maestro
no contra quién pelea ese muchacho venezolano torpe,
No sé también que anfibio estará en tus mapas
ni que hombre frotará su olor por las rendijas y mejillas
Qué sé yo?
Qué se de qué, de mi absurda idea de las gladias con el sol

Qué sabré yo de cuántos me rodean, por ejemplo
de mí y de tú, de lo poco que me tolero, de lo mucho que
mi razón de barba crece y de lo poco que me esperan tras la luz.

Si por lo menos estuviéramos en mi rincón
allá en Loja, podríamos caminar descalzos, incendiar una luz
a mitad de una naranja
o emborracharnos con licores de lata desnudos en el primer año
o pedir prestado la vida al rio de Vilcabamba para amarnos aún más,
pero aquí ya no queda nadie
solo el velorio de la vejez de la tarde.

Porque entonces no vale la muerte
si la vida es gastada hacia atrás desde que nacimos todos.

Disculpa
no sé porque anda conmigo una quemadura de días
y un par de vejeces en la tarde
perdona
porque mi sombra no se incrustó el pedazo de día
que nos tocó vivir,
perdona por no mirarte unavezmás en Vilcabamba.