SOBRE RUEDAS
En el bus como de costumbre, una costumbre que ya es monotonía.
Una mirada pasiva, lenta y serena se escurre entre los objetos, las creaciones del mundo y entre la gente que va y viene como rayos de luz potentes.
Casi adormitad@, me asomo por el cristal de aquel ventanal;
uno, dos, tres música alta emite un gran parlante y saltando salen unos muchachos mostrando su arte.
El sol ya casi arriba de su nacimiento ilumina las figuras esbeltas danzando frente al bus, sobre el polvoriento pavimento;
mientras pasaban los segundos del semáforo, tan rápido como queriendo competir con el viento.
Se apoderan de mis sentidos el sonido fuerte y el llamativo son del break dance y de mi vista el movimiento perfecto de esos cuerpos esbeltos, desde mi asiento pensé, que valor y que admiración!
lo que la necesidad hace cuando aun no llegan las oportunidades,
a defender la supervivencia y la permanencia en esta nuestra madre tierra.
entonces me acoge un sentimiento brutal, y si estuvieran ellos robando a sus hermanos de creación? ahhh entonces los demás estallarían en furia y golpearían sus cuerpos, hasta causar el daño que según muchos merecerían!
Es su arte y su talento, que muchos como ellos ofrecen frente a un semáforo por unos cuantos pesos, así debatí entre mis ideas y pensamientos; sentí vergüenza de mi humanidad, me hundí en un mar de conjeturas de solo pensar lo dormidos que caminamos, anteponemos nuestro ego, antes que el deseo de hacer el bien.
Así me sentí, y humildemente extendí mi mano con algunos pesos, hacia la mano de aquel danzarín;
aquella mirada se sonrojo, sus pupilas se dilataron y una gran sonrisa se dibujo en su rostro, y sin titubear ha pronunciado.
GRACIAS, DIOS TE BENDIGA, MUCHAS GRACIAS.
La satisfacción de aquella persona me llego al corazón, no por haber dado dinero, si no porque compartí con su energía de lo que hoy escribo como poema y poesía.
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