Sendero de la Vida
A veces, la vida nos arroja al abismo, dónde no vemos salida ni luz al final, dónde olvidamos quienes somos, y el camino se vuelve un enigma.
Ignoramos como sobrellevamos las emociones, ayudando a otros, mientras ocultamos nuestro dolor, mostrándonos fuerte ante sus ojos, aunque en lo profundo, nos desgarramos.
El orgullo, la falta de valor, la desconfianza, nos impiden pedir ayuda cuando más lo necesitamos, y caminamos solo en medio de la tormenta, como náufragos en un mar de incertidumbre.
Olvidamos nuestra esencia, caemos en la oscuridad, buscando una luz que ilumine el sendero, pero el recuerdo de aquellas palabras perduran, como un castigo que no podemos eludir.
Sin embargo, logramos salir, renacer pensando en quienes éramos antes del abismo, las personas que nos sostuvieron en la caída, y mostramos nuestras emociones con resentimiento.
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