Salmo XL

Con un sol enjaulado fui a buscarte,
entre entrañas del bosque que abrasaste,
con tus iras, tus odios de estudiante,
dómine, furibundo hombre de marte.

En mis pies sangré tus raudas cenizas,
y tus obstinadas nubes de umbrías,
y tu rostro necio busqué entre piras,
y entre alas de oscuras aves harpías.

M

ojé ayer mis cabellos en tu lava,
del cielo tus libélulas cantaban,
el réquiem de la luna embalsamada.

Y un aerolito azul de tu voz,
colapsó así perenne en mi pulmón,
horadándome en su desilusión.