¿Quién soy?
¿Quién soy?
Soy dos personas en una,
soy lo que tus ojos y prejuicios sentencian,
y soy un búho que caza versos
que tachar en un cuaderno gastado.
Según tu mirada soy un hombre,
que no mira por su hermano,
que peca de soberbio
en una sonrisa que miente más que brilla.
Soy un saco de nervios que
busca una sonrisa ajena,
que lo de ser cómico nuca fue lo mío,
que no es mi oficio,
pero soy un vago ilusionista que cree
satisfacer sus risas,
con intentos de gracias forzadas.
Intento ser una firma original,
aun sabiendo que todos venimos
del mismo lapicero, y que ser sincero,
no es más que otra forma de
esconder las verdades amargas.
Peco y fallo a deshoras,
siempre que hay una situación de altibajos,
ahí estoy yo para meter la pata
hasta el fondo del lago,
donde esta el naufragio de
falsas esperanzas heridas,
por la mordedura de un tiburón
que solo buscaba hacer daño,
por que matar es fácil,
pero castigar es de perverso.
Cada día me levanto entre bostezos,
me doy un baño de complejos,
donde chapoteo y lloriqueo.
Fui de los que intentó bailar bajo la lluvia,
pero fui partido por un trueno
de recuerdos del invierno,
mientras un relámpago sonreía.
Cansado de que solo vean la capa de soberbia
que guarda este intento de poeta,
que vive frustrado en una rima
que dejó de sonar
hace tres sonetos
y
cuatro martes trece.
Me tranquilizo paseando por mis quimeras,
a veces pongo al Pando en automático,
ese que dice y no piensa,
que es feliz en una espiral
de ignorancia y sonrisas sueltas.
Acostumbrado a fumar con mi sombra,
ya que es la única que coge mi llamadas de socorro
un lunes a las tres de una madrugada,
la cual solo castiga y cobra,
con poemas a medio hacer.
Mi calma llego a su clímax,
es un punto donde el jazz se empodera del silencio,
ese que rompe los matrimonios,
y así le robo frases a este intento de realidad.
Soy un maestro en esconder mis carencias
en abrazos donde actúo
como si fuera la obra de mi vida,
lo que pasa es que no puedo jugar
a ser actor de lunes a lunes.
Licenciado en vivir en el pasado
que nace en unas manos,
haciendo caricias a un remolino surgen dudas y rizos.
Así soy yo,
en este intento de demostraros un alma,
que no solo ruge y mata,
a veces también llora y canta.
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