Puedes tratar


Se que los días son fuegos
aridos, se queman con soles
desnudos frente a tu incrédula mirada.
Puedes tratar, no me conoces
dices quererme en tu noble fulgor adolescente,
bato supremo sin descanso,
soñador en dulces versos y ardientes odas,
donde mis hebras luminosas
peinan la lira de brillantes ilusiones,
insondable en mi sepulcral abismo.
Soy un puñado de letras,
escritas por mi diestra con éxito
y a veces con la siniestra
de profundos fracasos,
mil sueños de amores embriagados
en el ser que no he de ser,
ellos circundan tus noches piadosas y benévolas,
el cielo se lamenta por tí en el ocaso de tu dolor profundo
y se estila, en la noche grande y cristalina
la mirada pasada de mi alma enferma.
¿Cuán delicada es ella?
de lejos solo una estrella, de cerca un diamante,
ella es lo que debe ser
más tus ojos no te dejan serla.
Perdida en aquel lago hundido
en el vientre del valle sin aurora,
con pavor a esa fuerza extraña,
donde surgen mis ideas más locas,
esa mística bella de gallardos hombros,
verdes miradas y sonrisa de ambrosía,
solo ella ilumina mi sombría existencia.

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