POETA ENCANECIDO
Llena, poeta, esta tarde de ocio azul
tus cuadernos de flores
y libera tus versos obviando recetas de aprendiz.
Entréganos la ofrenda de tu lira
y acaba de propagar tus sentimientos
hasta quedar sin aliento y sin voz.
Sé que no tienes porqué alcanzar a Verlaine
ni volar más alto que Baudelaire.
Basta que abras tu vejez hasta sus conchos
tus dormidas emociones.
Ya hace mucho que la estación del verbo florido
pasó por tu pecho marinero
pero cuando te tocó recordar la luz
me gustaban tus versos cristalinos
que nunca pudiste publicar en ediciones de lujo
ni siquiera en antologías de ocasión.
Para cuando llegue la hora
desenvainarás tus versos otra vez
y entonces habrán sonrisas traspasando las mejillas
y el cielo nos dará su magia sin reparos ni cautela.
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