Oda a la Observación
Silenciosa, nada se escapa, cada gesto genuino,
o sentimiento iracundo que se muestra en una mueca, rostros que revelan miradas, sonrisas..
Ella, traspasa materia, calcula latidos, relata la historia oculta de cada instante, ve el sudor de la frenda, el salivar excesivo, la pupila dilatada, la mano temblorosa.
Escucha, la entonación, el trino en la voz, elocuencia que embriaga, se asombra ante el ego, la hipocresía y la adulación,
caricia de una palabra fingida.
Busca, la inocencia en los ojos de niña, que un día miraron la mentira oculta de la falsa amistad, o los besos constantes de extraños que a diario saluda.
E
el silencio taciturno del enamorado perdido, que en el pecho oculto lleva una rosa.
Cómo faro que espera el naufragio de un barco, recupera los trozos que ya se han perdido.
No espabila.
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