Nombres
Soy nefasto aprendiendo nombres,
no sé si es por mi escaso interés,
la insuficiencia de mi cerebro,
o un síntoma de mi precoz alzheimer.
Me escribo nombres en la mano,
en el brazo, y si es
en una fiesta hasta en el codo,
ni con las respuestas acierto.
E
mi anticipo es un "illo"
ante la duda de quedar
como un irrespetuoso orangután.
Pocas veces tengo la coincidencia
de un recuerdo,
a veces es la suerte,
otras es que me quedé
con tus palabras.
Ni a mi familia memoro,
cada reunión familiar
es un pateo de preguntas a mi madre,
la pobre lo que tiene que aguantar.
Mi atención se fija en los ojos,
la nariz, los lunares, la voz
y hasta en su tango,
comedido en el entendimiento
como dijo Lorca.
Confieso que soy parte de la causa,
mi falta de ganas
le hace competencia a
mis pocos motivos.
Por eso si te miro desconfiado,
es porque estoy en la hazaña
de saber quien eres.
Soy de recordar apellidos,
el saber su origen
me infunda mayor interés,
aquí todos tienen patria.
De la misma manera
me sorprendo cuando saben de mi,
los rumores de barrio
y todas sus milongas.
Es un defecto natural, agradable,
este no mancha nada,
tan solo deviste mi esencia,
y me da coraje.
Con esta advertencia
señalo hacia mis disculpas,
aquí nada es previsible
bajo mis mandos, así que,
si me olvido de tu nombre,
recuérdamelo, gracias.
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