NAUFRAGIO

Es medianoche y el bar repleto
de diferentes idiosincrasias,
es un estadio con jugadores distraídos,
miran su copa buscando
respuestas,
señales,
misterios
creen que el alcohol es el mejor donante
para el olvido, nadan sus neuronas
en el espumante aroma,

luego fuman simulando indiferencia,
en el fondo, donde habitan
los suicidas, los enajenados,
Hampton Hawes los ensimisma
y les atraviesa el costado
con el recuerdo del amor desertor.

Necesitan una respuesta existencialista
para un desorden existencialista,
dejar de lado el fastidio del sufrimiento,
dejar de lado las causas perdidas en el tiempo,
resucitar en su conciencia ebria,
volver a casa con el periódico de ayer
y un sentimiento de naufragio acelerado.

Yaneth Hernández
Venezuela
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