Mis Hijas, Tamara y Cristina
Mis hijas cuando pequeñas
jugábamos a tantas cosas
a castillos con princesas
a volverlo todo rosa
Si me regalaban besos, les hacía una canción
un mundo solo de tres, pilotando en un avión
las llevaba hasta la luna, entre nubes de algodón
yo era un lindo caballero, las salvaba del dragón
B
música alegre en la radio, con voz de melocotón
yo les vendaba los ojos, disfrazado de ratón
venían hasta mis brazos como rayitos de sol
Tamara y Cristina
eran la brasa que había en mi hoguera
eran la llama fuego que quema
que consumían mi corazón
eran la lluvia que cae del cielo
maná que empapa como aguacero
yo era la tierra seca de amor
Mis hijas ya de mayores
reímos por cualquier cosa
respetamos nuestros roles
seguimos soñando en rosa
Ya no me regalan besos, pues lo impide la distancia
los pies ya están en el suelo, recordando la añoranza
con los ojos bien abiertos, respirando democracia
las tengo siempre en mi mente, inclinando mi balanza
Tienen sus propios problemas, que resuelven con cordura
a pesar de situaciones, siguen con el alma pura
los ángeles que la guardan, me remiten las facturas
y yo las pago con gusto, pues son bellas criaturas
Tamara y Cristina
hoy son estrellas que guían caminos
migas de pan sobre mi destino
que van directo a mi corazón
hoy son doctrina para mi cuerpo
son calorías, son mi alimento
son el aliento en forma de amor.
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