Mi corazón y yo

Vaticinó mi corazón y habiendo perecido su verdad tuvimos que dejarla de amar…
Su profecía decía así: hoy no puedes amarnos, más no hay tiempo que corazón no ablande y el tuyo no será excepción.

Pero el universo conspira para bien y para mal y una vez más nos tocó perder.

Neófitos fuimos en aquellos tiempos al amar y tal vez hoy lo somos más…

Más el viento seguirá soplando y, con el, las hojas del aletargado otoño seguirán danzando y las aguas guiadas por sus lechos fluirán incesantes y nosotros, mi corazón y yo, seguiremos, aunque inexpertos, amando…