Mentes en penumbra

Nazco del miedo enfermo que crece de mis manos,
grito en la apabullante oscuridad que rodea mis sueños
y camino fallecida al unísono de la macabra y sangrienta avenida.
No conozco realidad que no haya sido engendrada en mi mente,
deja pues que te muestre
cómo se derriten tus ojos
a la luz de la ardiente vela,
cómo se astillan tus huesos en tu carne,
cómo resurge el odio oculto de tu sangre.
Inspiro la libertad polvorienta y muerta

que en un momento ínfimo albergó tu razón mediocre.
Muerdo el suave sonido de tu depravada existencia,
permíteme fundirme en la lánguida garganta
de esta noche abstrusa y plena.

Aurora Palma Nieto