MEDITACIÓN

Sentado a solas en mi habitación
hurgo en los huecos de la sin razón,
mi mente se torna más ligera
envuelta de una extraña primavera.

Hay otra dimensión desconocida
más fuerte que la muerte y la vida,
más sustancial que cualquier belleza
que nace y muere donde todo empieza.

M

e dejo mecer en los brazos de la Madre
y siento el clamor de la voz del Padre,
me dejo acunar como hijo del universo
en las sagradas palabras del eterno verso.

Se extingue el dolor del pasado
que siempre permanecía anclado,
se disuelve la ansiedad del futuro
plantada en la mente como un muro.

Los miedos pierden su sombra
pues mi espíritu no los nombra,
el ahora abarca la existencia
sin que el ego pida audiencia.

El amor toma el color del oro,
comienza a sonar un dulce coro,
el llanto se disolvió en la nada,
la bendición desciende en forma alada.