Matando el tiempo
Te escribo esta carta llena de soledad,
El alma en pena como siempre,
Desde que tu te fuiste, desde que ya no estás.
Jaque y mate a la Reina. Ya nada es igual.
Mi imperio entero se derrumba,
Mi rostro se arruga, y mi corazón se vacía.
Y aunque contesto estoy bien, gracias,
Algo se rompió en mi aquel día.
Tengo en la boca un amargo sabor a inercia.
Y en la espalda aún llevo la mochila del dolor.
Te lo juro, si, es muy duro. ¡Pero sin rencor!
Siento que ya no queda nada,
Tengo el miedo hincado en el fondo.
Desde que ya ni me miras,
Desde que ya no me hablas,
Encadeno los errores, y ya ni me escondo.
¿Qué me queda a mi, eh?
¿Recuerdos, toneladas de fotos de otros tiempos,
Y tu sonrisa y mirada para siempre clavadas?
No puedo más, o no puedo igual.
Entonces cada día me mato un poco más.
Y mato el tiempo también, a veces mal,
Desde donde estás, lo sientes, lo se, pero te da igual.
Te echo de menos, Javi, te extraño.
Lo hemos hecho todo, sin nunca hacernos daño.
Hemos "crecido" y hemos construido juntos,
Atravesado los peores momentos juntos.
Tu dispuesto a darme oxígeno si me asfixiaba.
Yo lista para matar por ti, si me tocaba.
Recuerda nuestras risas, los primeros instantes,
Tu sonrisa, las caricias, ese fuego abrasante.
Eras mi vida, mi corazón y mi sangre,
Mis tripas, mi motor, mi estímulo incesante.
Así que desde entonces, mato el tiempo, a veces mal,
y se que lo entiendes desde donde estás.
Es un abismo lo que has dejado aquí.
Un sinfín de errores clandestinos,
Continuadas mentiras hacia mi...
Hoy ya no te apareces solo en mis sueños.
Acompañado por la sombra de tus engaños,
Titubeas al tenderme la mano.
¿Donde está tu hombro, tu firmeza?
Pero no te apures, no. Voy a levantar cabeza.
Recuperaré seguridad, dignidad y fortaleza.
Mientras tanto, seguiré matando el tiempo, a veces mal,
Deseándote de vuelta de donde estás.
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