Luz suicida.

Ese chakra se silencia a sí solo.
Está muerto, se hunde en mi pecho y me rompe la columna.
Se silencia a sí solo y me carcome en días con silencio,
un eco que retumba solo en mi memoria.

Es inevitable saber que estoy muerta,
que deambulo por las noches
en sueños que terminan siendo pesadillas.

Prende una vela por mí,

Las nubes derraman sangre,
es una luz suicida la que me alumbra y no me deja,
me guía al abismo,
me sepulta en la tierra…

Me hundo cada vez más en mí,
y me río y lloro,
lloro y grito.

Se desgarra mi piel, mis órganos,
me choco con el asfalto
de mi irremediable pesadumbre,
y todo parece terminar...
¡Pero no!
Los quejidos vuelven a arrullar.

Nunca fui madre.
Que vuelvan a mí los ángeles,
que mi plegaria nocturna
me traiga a Dios.