Los tejados de Cáceres

2016 Ene 27
Poema Escrito por
Rude

La fuga de una golondrina al atardecer,
volando entre su soledad y las nubes,
con su jornada laboral extinta,
surca los tejados de Cáceres.

La fiesta ha subido a un ático seco.

Risas indelebles con colores locos,
el fuego lento no está de moda.
Comienza la danza de las nubes,

vestidas con azufre, parpadeando formas anacrónicas.

Los latidos del azul entre miles de grises,
electrizado y vigoroso entre penumbra y tristeza sana.
Los ruidos involucrados con el absurdismo son molestos,
dañan la calma colocándose en lo mísero.

Luces rojas por fin asoman al este.

Los pensamientos vuelan demasiado alto,
la alegría se suelta el pelo desprendiéndose del sujetador,
la imaginación vomita extasiada
lúgubres tumbas de colores,
la pena se toma unos días por asuntos propios
con un retén asfixiante, por si las moscas,
la vista tiembla de emoción ante tal escaparate,
tu recuerdo se amontona entre la escoria
produciendo rencores sonoros, tibios y malolientes.

La sed del tiempo sólo se cura con un trago de presencia.

Todo ha terminado ya, el tiempo sí existía,
la pena nos recoge sin entendernos muy bien.
No hay lágrimas.
No hacen falta.

La señorita soledad espera en las escaleras vestida con sus mejores galas.

Sólo hay oscuridad ocupando la inmensidad del vacío,
ella no se queja, entiende su papel.
Las antenas que pulverizan el cielo lloran lágrimas cubiertas de veneno.
Su antídoto es elegir y su cura la libertad.

Nunca nada sabe siempre como lo pinta nadie.

Con Cáceres apagado todo sienta peor.
Mejor apagar que acabarse,
mejor soñar que lamentar,
mejor vivir que contar.

Los tejados de Cáceres balbucean vidas teñidas de un púrpura que sonroja incluso a las musas más severas.

Rude

2016 Ene 27

Rude
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