Los inocentes de esta sociedad.

cuando veo a un niño por la
calle, pidiendo limosna
como un mendigo cualquiera,
postergado por los hombres
de esta indigna sociedad,
me entra una pena muy honda y
se me encoge el corazón…
y me pregunto, por qué
suceden estas cosas en
el mundo en que vivimos, con

tantos progresos y logros
conseguidos… Y me pongo
triste ante esta situación,
sin hallar la respuesta ni
el motivo que me alumbre
y me aclare la razón…

Y después, pienso, que por
culpa de nosotros, los que
nos llamamos cristianos
sin practicar la doctrina
de Cristo, ni sentirla de
verdad… sólo por herencia,
o por simple conveniencia,
o adoptada tradición.

Por eso permitidme, que
en mi atrición más profunda
-con todo el dolor de mi alma-,
os escriba este poema,
que sale como una flecha
desde los cimientos de mi
corazón.
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Los inocentes de esta sociedad.

y dijo Jesús:
“El que recibe a este niño en mi nombre,
me recibe a Mí, y yo en él, recibo al Padre”
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No existe pena más grande
ni quebranto más profundo,
que ver a un niño nacer
desnudo y sólo en el mundo…
sin que su madre lo quiera
ni lo duerma en su regazo,
ni lo arrulle por la noche
ni lo acune entre sus brazos.

Desde que es concebido y
muestra su faz a la luz,
recorre un cruento camino
como el de Cristo a su Cruz…
para nacer tiritando,
-azotado por el frío-
y agitar sus tiernos brazos
para abrazarse al vacío.

No es el amor quien lo engendra,
sino el placer y el pecado,
o la fuerza del violento,
o el furor de un desalmado.

Lo parirán a escondidas,
sin cariño y sin amor,
para dejarlo en la calle
bajo el auxilio de Dios…

¡Ay qué tristeza más grande,
que quebranto y qué dolor,
cómo moverá sus brazos
buscando ayuda y calor!

Y así pasará su vida,
por todo el mundo olvidado,
deambulando por las calles
sin que nadie le haga caso…
hasta que un día cualquiera
-en un sueño muy profundo-,
vuelva a nacer de nuevo,
bajo el manto de otra Luz…
¡para encontrar el amor
y el cariño verdadero
-que los hombres le negamos-,
en los brazos de Jesús!
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Autor: Francisco López Delgado.
Todos los derechos reservados.

Fondo musical:
Canción “Por qué Señor”
Cantada por Luis Alberto Vallejo