Lo que sé de ti

He comenzado muchos escritos que se han quedado estáticos cuando pienso en tu sonrisa, y en lo difícil que es convertir tanta dulzura, en letras.
He improvisado tantas canciones que nunca serán un éxito porque me empeño a cantarlas en el baño. He contado chistes para no llorar, y he llorado con mentiras que me sabían a verdad.

Me he refugiado en el cielo, y he querido reposar mi cuerpo en tus pestañas. He odiado tanto hasta sentir el peso del plomo en mis entrañas, y sin embargo, nunca me he quedado sin una sonrisa.
Yo disfruto amar sin prisas y me entra la risa, cada vez que veo tu mano entrelazada a la mía. Que ya sé que estamos jodidos, y locos, y rotos. Y sé que es poco, lo que sé de tus sueños.

No sé con qué canciones has llorado, ni si crees en lo eterno. No sé si le temes a las alturas, o si la locura se cobija bajo tus labios. No tengo ni la menor idea de los golpes que has dado, mucho menos sé, de los que habrás recibido.
No tengo conciencia de esos días, en los que te habrá tocado ser tu mayor compañía, tu fuerte, luz, guía y faro. Mientras el naufragio se colaba por tus costillas.

No me imagino las veces que el miedo entró por tu ventana, y que tú valiente bajaste las persianas, mientras temblabas. Hay mucho que no sé de ti, cosas que hoy quizás, te han hecho ser parte, de lo que eres.

P

ero sé con certeza, que los trazos de tus venas me parecen el mayor de los artes. Que no puedo ver tus labios sin pensar en besarte, que tu respiración me parece la sinfonía más bella, una armonía con vista al mar. Que tus heridas me parecen un libro, libro que abierto o no, siempre estaré dispuesta a leer. Y entre subrayar y oler, pretenderé siempre hacer cicatrizar.

Sé que vales la pena, el riesgo, el salto. Y que me imagino un viaje, cada vez que tu mirada, se topa con la mía. Sé que tus batallas te han costado caro, y que no niegas sonrisas, ni consejos cuando alguien te necesita.

Sé que pasaría cada una de mis noches haciéndote cosquillas, hablando sobre mis miedos, y sonriendo al pensar en los sueños, que nos esperan en la otra orilla.
Sé que quiero ver tus pasos, siempre. Al lado de los míos, ya sea sobre un denso pantano, en los días sombríos, o en el más hermoso lago, cuando del miedo hayamos… escapado.

Sé que muero por oír el repiqueteo de tus costillas, cada vez que la vida nos dé bocados de alegría, y descansar bajo las sábanas cuando sin dudar nos lo quite, aferrándonos siempre a la valentía.

Sé que quiero usarte de puente, escalera, teatro y espejo.
Para viajar a través de ti.
Subir hasta tus pestañas.
Ver cumplir tus sueños.
Y, observar tu sonrisa, sobre la mía.