LLego en el otoño

Llego para besar a mis animales nocturnos,

a mis peces del delirio,

y después seguir huyendo.

Dónde iré bajo la bruma;

en qué ignoto lugar mi cabeza descansará de las canciones tristes

q

¿Hasta cuándo los tigres que me habitan

comerán de mi cuerpo?

Las palabras inventadas no tienen ya sentido.

Todas nacen y mueren como si no pasara nada.

Porque de las hojas secas,

quién se ocupa...?

Acaso alguna mano quiso mecerme

como hace el viento con las grises hojas?

Acaso el beso llega sólo con la muerte?

Capricho de la vida es el destino.

Me voy,

huyo miserablemente.

Si me encuentran arrójenme una piedra en la frente,

porque yo, además, debajo de mi alma, soy un cobarde.