Légamo
La sólida plataforma de hierro
en la que se había posado mis pasos,
pasó de ser aquello
al musgo de árbol podrido
en lodo pantanoso fuera del caudal,
tomándome la vida por sorpresa
cual hombre que camina errante
en la batalla,
huyendo despavorido de su contrincante,
y en eso me quedo perplejo
en un trance con similitud al desolado,
cuestionando el universo
y el por venir de los días malos.
El sonar de las campanas
me anuncia que un nuevo día vendrá,
y con el,
la oportunidad de conquistar lo perdido,
pero ahora quiero llorar el presente,
sentada en el cardúmen perverso
de inquietudes que me acongojan.
La planta de mis pies
luce polvorienta de tanto caminar
por el desierto,
me quito el calzado
para ver si mis pisadas se vuelven más perniciosas,
pero al instante
lo desértico
se vuelve fango hasta mis lomos.
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