La noche

Aposento erógeno
sin oxígeno para los locos amantes
cenotafio idóneo donde yacen los órganos en partes
todos húmedos lamidos por los gatos
que atraídos fueron por la madrugada que germina.

Vaso hondo y húmedo
misma que asemeja a la garganta del diablo
que no tose en su crónico frío
sino escupe al rojo vivo.

E

s un manicomio
para demostrar que el amor es letal
como la mordida de una sierpe
que no cura la carne
sino lo envenena, lo hiere.

En su humedad fragmentada
caen en el portal de los sentidos
los frutos como uvas tiernas
para abrirse sutil la bella almeja
y entregar su fina perla.

Recipiente de jugos viscosos
alvéolo de líquidos insolubles
usanza inmortal de lo mortal
alcarraza de las serpientes.

Es la noche el sitio para la crónica de dos cuerpos
tratando de escudriñar un coito esporádico,
o quizá sea el escenario para la travesía de dos astros que en su paso se rozan para disiparse en lo infinito.

Autor: Martín Estudillo C.