La indiferencia


Nunca criticas la imperfección de nadie, pero tampoco te molestas puliendo la tuya.
No maldices la suerte de los demás, pero tampoco maldices tu ausencia de éxito en todo.
Jamás te atreves a pedir lo que mereces, pero tampoco a ofrecer lo que puedes brindar.
Nunca luchas por tus ideales, pero tampoco permites que avancen quienes sí desean cristalizar los propios.
No elogias las virtudes de los demás ni presumes las tuyas para que sean reconocidas.
Nunca te esfuerzas por superar al mejor, pero tampoco permites que te sobrepasen quienes desean ser mejores que tú.
Justificas las ventajas, encontrándoles desventajas y justificas las desventajas, encontrándoles ventajas.
El conformismo, endulza tu amargura y amarga tu dulzura.
Siempre buscas beneficiarte de la casualidad, mientras la casualidad nunca espera beneficiarte.
Sólo persigues ambiciones pobres, esperando ser generoso con todos; cuando ni siquiera eres generoso contigo mismo.

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