LA CONDICIÓN HUMANA


Creo, mi estimado amigo, que el problema es que no acabas de aceptar la condición humana -ese grado de conciencia acerca de nosotros mismos y de los demás que define nuestros actos-: es jodido aceptar que las cosas no salgan como las esperas, ya sea por fallos individuales o por toda la mierda en la que enterramos la bondad, la generosidad y la confianza con que, en un primer impulso natural, quisiéramos hacer las cosas.
Lo malo es que no ayudas a nadie; ni a ti mismo. No te haces proactivo, luminoso, atractivo. Antes bien -si tuviera que expresarlo con una imagen-, te rodeas de una niebla tan espesa y desagradable que no transmites más que depresión y pesadez. Como una especie de Quasimodo emocional, ¿ves? Queda deforme la visión de cuanto te rodea. Al final de la cuenta no hay reflexiones que alimenten a la vida con algo realmente bueno y saludable que expanda una posición diferente, como propuesta alternativa al vacío y la muerte.
Lo triste es que resulta cómodo; nos mantiene inertes; por ello, más de la mitad de la humanidad es susceptible de caer y de permanecer en tal oscurana, semejante retraimiento. Y pasan los años con una inmensa necesidad que no puede satisfacer el dinero.
Así resultas uno más del montón.
Te lo dice alguien que también está sucio de todo esto; que se ha dado cuenta. Ahora se esfuerza por lavar su corazón.
H
Creo que es esperanza.

Conoce más del autor de "LA CONDICIÓN HUMANA"