La arquera.
Una competencia excelsa y reñida,
una arquera singular y elegante,
una belleza vestida de blanco,
las piernas firmes y desafiantes,
la seriedad domina su semblante.
Como un Robin Hood ,
con el sexo cambiado,
hasta William Tell
estaría de su puntería,
El arco acaricia y esconde,
en sus femeninas manos,
blanca piel, rostro maquillado,
estira la cuerda con estilo,
los labios rojos y sensuales,
sin temor la besan, elegante.
Apunta,
la respiración contiene,
la suerte va y viene, suelta......
solo una diana en su mente tiene.
Una flecha que se contonea,
en el aire vuela....
el instante parece un siglo,
la bella arquera solo mira....
saeta que vuela, vuela......
La flecha se clava en el centro,
con maestría de legionario ,
de medallas y trofeos te cuento,
la alegría invade el escenario.
París se rinde a sus pies
como campanas al campanario.
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