Furia azul
...
Desde las cimas, desde la isla, desde el vidrio
en reposo
y calma;
desde el fondo del lago
¿alguien vendría?
Con tu furia soplas y te vas, y me voy
con esa canción rota de sirena abandonada en el barco
lamento y grito en medio del perfume y de la sangre,
y agitas lo que no descubres,
lo que poco nos salió y abandonamos.
En este día preñado de tu furia azul, día cinco
el caracol de ruido sigue agitándose agrio en el corazón.
Los pájaros del sur me desestiman y huyen,
su sonido me mata,
sus horas me incitan a lanzarme a la primavera.
Tu furia azul ya lo ha poblado todo.
Aún mi cuerpo tiene tu ágil quemadura de ola rota.
Tu volumen azul con sus columnas de humo
se levantan a orillas de mi océano solo.
Y me quedo como el otoño en hojas
con mi sangre tibia
con mi ruido de llamas alejadas al extremo del cielo
sonando como un hueso feo
como rama o como lluvia;
con mi cuerpo de puerto triste;
si tu soplaras en mi corazón, cerca de donde nace el nido
como un fantasma blanco
al borde de la locura y del páramo, allá,
en mitad del viento
con el incienso de la noche, con el rubor amarillo
iría desencadenado mi llanto
a trepar el borde de la felicidad y me uniría a tu boca.
Pero esa ausencia tuya pesa
como campana súbita
como liquen abandonado en medio de la isla;
el mar abre el sonido del corazón;
aquí cada día llueve
cada día se hace tarde, cada día se triza
cada día no se menciona.
La noche cae sin duda
y se planta en medio de mi alma semidulce.
Tu lúgubre azul
como astilla va de estandarte en mi naufragio
y mi corazón de caracol agrio no se esfuma.
Toda mi tristeza se puebla ahora de planetas enronquecidos.
Mi corazón aúlla que sea verdad.
Al año voy con mi derretido espanto
a llenarte de olas. Te extraño por la espuma y la sangre.
Sopla en mi movimiento
Yo ya me iré por tus ojos abiertos.
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