entre mis brazos

No me podía enojar contigo,
Mi venganza siempre se reducía
A saciar mis ganas de ti,
En tu boquita de miel.

Al rozarte sentía miedo,
Miedo de perderme,
Eso paulatinamente se convirtió en timidez,
Ya que me perdí,
Me perdí en tus ojos perdidos y despistados,

Me perdí en tu olor,
Un aroma que era único para mi,
Me perdí explorando tu cuerpo
con la comisura de mis labios.

Aun sigo perdido,
pero entendí que debo diferenciar
entre dos cosas que siempre han estado entre mis brazos;
lo que necesito y lo que quiero.
Básicamente lo que quiero no es necesidad
y una necesidad no es un querer