ENSUEÑO MÍO

ENSUEÑO MÍO...

…¿Y quién no ha llorado alguna vez?, ¿a quién no le han partido el corazón en mil pedazos?, ¿quién nunca ha abrazado una flor sin hacer de ella fragmentos?

Déjenme divagar, déjenme romper este mi silencio que hiere, atormenta y me tortura. Quisiera correr por esos lugares donde un día estuve sin huir, allí donde me encontró una mano, sin acariciarme para no sentir el vacío de Dios.
Ya no me toques los recuerdos ¿para qué desenterrar lo que mata mi alma despacio? Si al menos un instante de locura me tocara, gritaría para quemar mi pena, rompería los relojes de la vida, atraparía ecos de mi olvido, mas no puedo ser ciega con mil ojos, no me dejen escapar de la vida sin sentir que hay esperanza para un corazón maldito.

Ya, abofetéame con el cristal que mide mi rostro, rompe mi boca hasta que sangre, quizás, así sepa a quién odio más, tal vez piense en tener una razón para subsistir, los males los busca el hombre, los bienes los da Dios, si es que hay Dios, no es que lo dude, solo quiero hablar con mi alma. Si estoy sola, ¿quién más podría oírme? Arrebatos no, no son solo eso, es un ir y venir de necedades, es como detener el tiempo para comenzar de nuevo, si se pudiera, si se pudiera…

Nada es igual, quítense de mi camino, errantes palomas de la leyenda que nadie conoce, como si a alguien le importara siquiera mi suspirar, volveré a renacer y sufriré el mismo dolor que creí olvidado, porque nada es porque sí, en el mundo de los porqués. Debo quedarme en el letargo cual imbécil, siempre se aprende del error, es lo lógico, aunque no quisiera pisar el barro, ya sé, termino hundida hasta el codo,

Sacúdete el polvo de lo absurdo y añade cordura a tus pensamientos, sanea tu mente de congojas, purifica tu aire de tristezas, piensa en lo etéreo, sin quitar tus pies de la superficie terrestre, así la luna te llame con vehemencia. Imagina los astros cómo subsisten en el espacio infinito y verás que puedes agotar las privaciones del eterno castigo.

Sigue soñando y derramando tus ríos en las vertientes soleadas que, aunque se evaporen, volverán a llorar, continuando su ciclo perenne.

Aparca por fin, deja caer tu cuerpo mortal, tu piel de carne de sentimientos férreos, haz lo que tengas que hacer, sin pensar, y llámame a tu lado inmortal, allí donde se agotan las sombras, aquel lugar en el que nadie sabe del mal, de la soledad, de la desdicha.

Toma mi mano sepulcral y destetémonos de lo real, cabalguemos en el unicornio de tu espalda sin tiempo, lacera más mi alma con la daga de tu amor. Así quiero viajar, rompiendo lo natural, no me importan los soles que nos separen, ni lunas ni estrellas.

Que no me encuentren los bosques del sendero enrejado.
Tapícenme de luces eternas para iluminar sus noches, quiero, quiero, eso quiero, correr a su lado y llevar mis astros con mi cielo y mi infierno ardiendo dentro de mí, quiero que sepa la luz de mis ojos, que solo renaceré en su mirada, en su boca, en su esencia.

Así podré encontrar la paz del sueño creado y gestado en mis locas noches de insomnio, cuando su mano sobre mí abrió las flores del deseo, cuando dio su primer latido el corazón insensato, dañado y ajado por las gotas del silencio.

Así, hurgando a los pies de mi desdicha, curioseando que amantes encandilados tendría en mi entorno, ya ves, no hay nada, se evapora la simpleza, se agudiza el pincel. Estoy aquí en tu alcoba, dejé mi tálamo en pausa para compartir nuestros sueños y esperanzas, sonreiremos en el sin fin de los tiempos rasgando nuestros pechos en un sacerdocio eterno.

Aquí es donde yace mi ser infinito de amor, que duele y quema, encadenando mis lagunas infantes, al juego del abandono. Llantea sobre mi pecho ingenuo de males y fecunda mis entrañas con el velo suave y puro de lo eterno, como te imaginé ayer…