En los arrabales de la resistencia
Su estómago, era el perímetro nihilista de una favela;
poseía el encanto de saber marginar el hambre.
Tenía un cuerpo acordonado por una célula de alambre
Y se buscaba en la dialéctica de una inocencia interrumpida.
En los arrabales de la resistencia duermen los supervivientes
Sobre la mísera portada que adjudica la decadencia
Sobre la metamorfosis reduccionista, del retroceso inherente
A la purga incondicional que desprende la retina.
S
Se fue trasladando a la periferia del embargo, al deshaucio
de sonrisas en piel sobre carne, como huellas de epitafios
que tras los siglos rescatados por inercia, resucitan.
Se fue encajando al tuétano tallado fertilizado en su oligofrenia,
y sin embargo en la alta costura de su alma un eco refractario
polizinaba una nueva génesis en el elixir lejano de su conciencia.
Su esperanza abría los ojos en la noche como un mochuelo misionario .
La abducía el alter ego trastornado, alfarero de la imagen distorsionada
que habitaba en su cabeza. Compadeciendo un espejo sobreexplotado.
Se habían hecho ataúdes a medida para los órganos de sus sueños castrados.
Pero en los arrabales de la resistencia la cal y la arena fermentaban el pavimento.
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