El poema N°50
Ahí van los constante pasares y pesares
Ahí van…
…Ahí va otro.
Y el olor se perdió
Se camufló, se transformó y transgredió.
Cuando pasó dejó huella,
miren mi piel marcada
miren mi espalda arañada…
�
Voz que huele cómo a…
a…
a…
Siempre he querido saber a qué huele su voz,
A qué huelen ojos,
Cómo miran sus manos,
Cómo hablan sus ojos,
A qué sabe su cuello.
¡Silencio!
Es que me puse…
…me puse ruin, vulgar y ramplón.
Y cómo no hacerlo si pasan los días,
Ahí va otro,
Y luego otro más
y no logro entender qué demonios hay en su cabello
Qué
demonios
hay
en
su
callar.
Callar visible para mí, y 49 poetas más que le escribieron algo para descubrir el color de sus tetas y su trasero,
conocer sus labios medio abierto a un milímetro de alguna boca, de algún cuello, de algún cuerpo, de algún falo erecto que se cansa de tanto olor inexplorado y constante que cae
Caeeeee
Caeeeeeeeee
Caeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Caeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Y cae
c
a
a
a
a
a
a
e
e
e
e
e
e
e
e
e
e
e
e
e
se rompe en 50 trozos se hace eterno y secreto
Me agacho, voy por el último fragmento…
…pero 49 poetas más ya se llevaron todo
Un poeta maldito se lo llevó,
se fue con dos,
me quedé sin conocer el olor de tu voz.
Conoce más del autor de "El poema N°50"