MI NUEVO TRABAJO XIX
MI SERMÓN 2011
Betania 2011 aniversario 36
Agradeciendo...
Lucía tenía todo listo para renunciar a su trabajo, estaba cansada, deprimida, desilusionada. Por un instante se sintió vacía pensó que todo su esfuerzo se veía fracturado por un detalle, un olvido, un error, un problema personal la des concentró de sus deberes y su jefa le llamó la atención...
Siempre fue una mujer muy eficiente dando todo de si misma aprendiendo a no mezclar las cosas del trabajo con los problemas personales, sin embargo, las responsabilidades a veces son demasiadas y nos pasan la cuenta.
Estaba molesta y tenía su carta de renuncia en la mano se dirigió a la oficina de su jefa y en el camino comenzó a ver el porqué de su estadía en ese lugar, tenía vocación, tenía amor por aquellas personas que en cierta forma dependían de ella, de sus cuidados, de sus palabras, de su cariño, de sus regaños; cada paso que daba era ¿porqué estoy aquí?, ¿cuál es mi misión?, ¿qué gano yo con este trabajo?, ¿cuales son mis proyecciones?, ¿qué es lo que espero y qué es lo que estoy dispuesta a dar?
Cada paso se hacía más lento y recordaba "gracias señorita, tiene manos de ángel, una lágrima resbalando por la mejilla de una abuela, un dolor que calmar, una herida que cicatrizar, una leche que servir, un pan que dar...
Y su pensamiento divagando, estoy cansada, nadie me entiende, la carga es pesada, no me la puedo, antes de llegar a su destino sentada en el pasillo, había una abuela que no había visto, se acercó y ella le dijo: "Vamos señorita usted puede luche, sonría la vida es bella"...
El agobio déjelo para después, yo trabajé toda mi vida sirviendo sin esperar nada a cambio, sólo sembrando la buena semilla. Usted es joven, no renuncie, no se rinda si sabe cual es su misión, debe darlo todo y cuando sienta que ya no queda nada por entregar, vaya a la fuente inagotable de amor, ¿¿¿sabe dónde queda???
_No._ dijo Lucía.
_Pues vea, es aquí, donde estamos los pobres, los necesitados, los que no podemos devolver lo que se nos da y va a ver usted que se llenará su corazón de paz, de vida y tendrá fuerzas para seguir trabajando porque su misión apenas empieza y porque aún la necesitamos...
Lucía, se devolvió dejó la carta en su cartera y al volver la abuela ya no estaba preguntó por ella y nadie la había visto, una visión, un aviso?, un pensamiento? la voz de Dios? nunca lo supo.
Ella siguió trabajando porque lo que tenía para dar era mucho más que un simple trabajo era un don que debía ocupar a pesar de las dificultades que esto traería como no se puede separar la rosa de sus espinas...
Tal vez hemos pasado por estos y muchos más conflictos sin embargo cada una de las personas que trabajamos en Betania, tenemos una misión, como un cuerpo hasta las uñas son valiosas, hemos aprendido en el camino a valorar el trabajo de cada una, todas son importantes y todas nos necesitamos, Si no hubiesen conflictos no sabríamos cuál es la verdadera amistad.
Y como cuerpo hemos juntado nuestras voces en una para decir, gracias Betania, por enseñarme que valgo para ti, al darme tu sonrisa, tu mano, tu aliento y tu cariño, porque así puedo ver lo importante que eres para mi, pues la mayor parte de mi vida está aquí, en el día a día, eres mi segunda familia y sin duda cuando flaqueen mis fuerzas tu estarás ahí para decirme " no te rindas nunca"...
Te amo Betania gracias por existir y enseñarme lo bella que es la vida de servicio...
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