El de la mirada que hablaba

Era mudo y lo decía todo.

Siempre me sorprendió cómo miraba al mundo.
De una manera tan distinta,
De una manera tan incomprensible.

No eran palabras lo que en él había.
Era una mirada que todo lo decía.

Nunca logré entender cómo se lo veía siempre tan alegre.

Tan infantil y tan sonriente.
Era mudo, vivía en la calle, no tenía nada.
Pero parecía tenerlo todo.

Hablaba con la mirada,
Y a veces al darse cuenta de que hablaba de más,
Se sonrojaba y miraba hacia otro lado.

No sé qué edad tenía,
La suciedad en su piel y sus rasgos desgastados impedían lograr verlo.
Él solo vagaba por las calles,
Mirando al suelo, mirando al cielo, mirando al mundo.

No era una vida de razones, de lógica ni de beneficios.
Era una vida de sueños, de deseos y de risas.
Veía las cosas con tanta calma,
Vivía de tan poco,
Y era tan feliz.

¡Cómo desearía haber podido entenderlo!
¡Cómo desearía haberlo conocido!
Pero soy esclava del mundo,
Soy esclava de la razón,
Y no leo miradas ni mucho menos sueños.

Sé que su mundo varias veces intentó compartir,
Tal vez con niños pequeños,
O con sus padres.
Pero nunca logró ser escuchado,
Solo ser juzgado y temido.

¡No era un monstruo, era un ángel!
¡Se lo veía en sus ojos!
Miraba a todo con amor y ternura,
A las nubes, a las flores, a las aves.

Él le sonreía al mundo,
Le sonreía a la vida.
Y aunque no tuviese todo lo que quisiera,
Quería todo lo que tenía.

Era mudo de voz,
Pero con su mirada,
Con su risa,
Con su amor,
Con su felicidad,
Lo decía todo.

Con la voz de sus ojos, le cantaba a su corazón.