El caballero de la luna

Cabalgando siempre voy,
hasta el ultimo suspiro de la noche y durante el comienzo,
disfruto al trote de mi corcel,
el fresco y oscuro bosque.

¿Cuales bestias?, ¿Donde hay?,
el terror oculta belleza mientras navego la calma,
subiendo, bajando las montañas, donde navega mi alma,
este corazón se vuelve marfil, mis pies absorben el clima,
y los elementos del entorno poseen mi retina, toda esencia libre de espinas.

H

e recorrido el cuerpo de la tormenta,
una descarga de visiones me hace entender bajo la lluvia,
cuando me hablan su millón de voces,
entonces;me capturan sus sonidos con estruendo de gigante,
guturales soplan advirtiendo, lo que provocara mi sentimiento,
si no acepto estar fuera de su alcance.

Avanzo por el sabroso olor de su pelo,
pues el viento me ha traído su perfume envolviendo eterno velo,
espero siempre su luz, su umbrío tinte azul,
que a teñido a mis ojos;raíces moviendo el sabio abismo de mi despertar efebo.

El cielo expulsa un espejo fantasmal,
me conquista de inmediato su titán madrugar,
nos escuchamos tras infinitas distancias,
el eco de nuestras vidas resuena en alta mar,
ahogándonos en olas de nuestra feroz pasión, cuando se presenta el alba.

Bajo cuerpos luminosos, la espero para ver su rostro,
combatiendo la inmensa fuerza de la nada,
la observo todo el tiempo, respirando el beso que deja su mirada.
Y al cazar los sonidos de su canto, circula a mi, el espesor de sus labios, quiero tenerla tanto, fusionarme a ella por el resto de mis años.

Lleva consigo un vestido adornado de; estrellas, telarañas, plumas, energía nueva,
es todo un viaje al tiempo,
cuando observo su color dejado en cuentos,
yo vivo pintando en su papel terroso,
grafito conforma mi ser y rostro,
su existencia vive en mis tonos,
soy el caballero que viaja en los caminos de su piel,
creando sueños para miles de noches,
que aniquilen aquel roce, entre la soledad,
arrancando este libro transformando ilusión, al existir en letras,
mi armadura se conforma por sus acuarelas, disueltas con nuestro sudor de amor, pues ella es la luna que ilumina este cosmos.

-Juan Diego Kammler