El águila en su reinado


Amanecer de raíces obsidianas;
un comienzo cascabel que se esparce tangible
sobre los montes erguidos.
Un águila en su reinado
desciende, y se posa en la llanura;
comienza la danza
derramando pétalos como ofrenda.
Bajo la luna llena
votos capullo en medio de aguas
y un aliento del copal.
La carne de largos cabellos oscuros
estrega su vientre, y con ello,
la semilla de los ancestros
siembra en su morada la flor del maíz.
Sonidos de flauta
al sello una triple alianza -Ēxcān Tlahtōlōyān-
de donde surge el líder Tlatoani.
Plumaje vestidura
señor de Tenochtitlan
asentado en el remolino del lago.
Rituales de la continuidad;
sacrificios humanos en la casa del sol
y vertientes de la flor roja
donde yace el guerrero.
Tributo de cacao, plumas,
brazaletes ocre y el lobo espíritu,
en los templos del imperio.
El alma mexica surca
a través de la conformación de los trece cielos;
bajo la protección del –colibrí- como mensajero de los dioses.
Desde la tierra de Aztlán
señalando el inicio de un viaje;
la migración, hasta la señal del ave de presa
devorando la sierpe.
“Allí está el corazón de Copil…
allí esperaremos y daremos encuentro a toda clase de gentes…
¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas han de suceder!”
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Septiembre 15, 2017
© 2017 Gabriela Ponce de León, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.
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