Dos estaciones

Yacen los sentimientos, después del premeditado adiós, ese adiós que irrumpió en el cuerpo banal y en el alma fugaz.

Los campos primaverales se quedaron en espera de cuatros pasos enamorados, y sin querer, el tiempo convirtió el verde en otoño, con sólo dos pasos quebradizos e indiferentes.

Hablar otra vez puede ser un interrogante junto, pero ya el orgullo no nos deja nada más.

Así suspiró.