Donde las lágrimas
Permítame reconocerle algo,
si mi sentir es este, usted misma lo agrede
corrigiendo paso sobre las huellas erradas,
claro, me equivoco creyendo en desafíos inciertos
y en pausas sobre el lecho congelado, lo acepto;
de alguna parte viene este clamor infinito hasta la muerte
y el sentimiento que desborda mares grises,
le reconozco astuta, directa, apasionada,
¡qué fácil se deslizan las gotas sobre una manzana!
recorre el alma entre semillas en aguas turbulentas,
¡Oh cuanta magia se exalta en las aguas!
Suave caída sobre surcos añejos de tristeza,
y en el ocaso te vistes marchita, pura, de océano,
en el sueño, en el arrullo de fantasmas, en la inocencia de niños,
en el dolor donde la sangre fluye en desconsuelo,
con tristeza, a veces es dolor de alegría,
la caja de pandora rige blanquecina
de angustia eclipsada, con las alas desprendidas,
bajo escombros acumulados, en los sueños tendidos,
en las ilusiones pasajeras, en la soledad…
¿Cómo explicar la parte que te enorgullece?
hay un plano que palpita latente,
como el instinto maternal que no desmaya,
creces en ramas de esa hoguera,
liquida, espesa, real, sentida,
teñida de alma y de corazón lustrado,
el viento te arropa en su incertidumbre
lucido como acomodando la repisa de un laurel,
por eso no te conozco, pero te sientes…
La luz del alma enciende dos astros,
de miedo, de alegría, de dolor;
la verdad se sujeta en abismos propios,
fluyendo en cascadas tejidas de amor y tristeza
como un lamentar, como una pasión desmedida,
al ultraje, al testimonio, al contexto vivo.
¡Oh quisiera poder explicar el adentro!
es una habitación de espejos
teñidos de blanco, a veces oscuro,
no lo sé, quisiera entender de esencias
atadas a una laguna espesa,
es una creciente subterránea,
oscura visible, blanca invisible,
¿Cómo explicarlo?
¡Oh ve, fluye a esa distancia corta,
entre el corazón y las ventanas,
hacia afuera, donde eres libre,
donde el dolor termina
y vuela hacia el viento a ser estrellas!…
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